PALOMAS
Las
palomas volaban
desde
el palomar hasta los sembrados
igual
que los ojos del niño
que
fundía su ser con la tierra
para
apreciar la vida
y
nutrir sus alforjas con el hábito
carnal
de la experiencia.
Hoy
escribo la efímera belleza
de
las formas silvestres de las aves
que
hollaban el relieve
mientras
buscaban granos de cebada.
Lo
hago siendo consciente
del
tiempo que jamás volverá al palomar
de
la que fue mi casa.
Cuando
pienso en aquellas instantáneas
de
palomas en vuelo,
asocio
sus colores grises y azulados
a
una triste metáfora de mi realidad
alejada
del verso de Machado:
«estos
días azules y este sol de la infancia».
No
solo es un conflicto de conceptos,
es
una controversia de colores
entre
lo que pintó el pasado
y
lo que debió ser el color de los tiempos.
Como
el color de las palomas,
los
días poseían tonos grises.
Pero
a pesar de todo, fueron años azules
que
volaron con alas de palomas silvestres
más
allá del recuerdo y de su tono.
Todos los derechos reservados.
Mariano Valverde Ruiz (c)
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