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martes, 23 de agosto de 2016

FINAL ABIERTO





El ritmo de tu sexo y su dinámica
obtuvo libertad de cátedra y de acción
dentro de los tejidos de mi piel.
Hubo agua en el lago de los besos.
Nuestras voces se dieron el lenguaje
del cuerpo: las palabras del instinto.
La música creó ecos de alegoría
con las ondas vitales del poema.
Pero el hilo inconcreto del futuro
se detuvo muy cerca del umbral de la nada.
O quizá no. Tan sólo es una pausa
para cambiar el fuego por semillas,
un punto necesario en nuestro tiempo
para hacer que la historia no concluya
donde nace la sombra,
justo en la última página
de la litografía del silencio.


(El fuego del instinto. Ed. Vitruvio)
Todos los derechos reservados
Mariano Valverde Ruiz (c)

   

martes, 9 de agosto de 2016

NOTA SIMPLE




Alertar cada voz, esperar su eco
y conjugar los verbos siempre en infinitivo
para amar a voz plena.
Solo ante los sentidos,
desnudo, todo yo
nota acotada y simple,
completamente todo, casi nada,
alta hoguera, genoma de la luz,
espacio de textura tópica y recurrente,
porque no hay nada más para decir,
acaso escribir poco sea decirlo todo.

(El fuego del instinto. Ed. Vitruvio)
Todos los derechos reservados
Mariano Valverde Ruiz (c)



lunes, 1 de agosto de 2016

LA MECÁNICA DEL FUEGO




Todo fuego consume la materia
con que nutre su llama 
y más tarde se extingue.
Entonces sólo quedan las cenizas.
Y no hubo nadie cerca de mis campos
para que me advirtiera del peligro.
Nadie supo decirme la verdad,
acercar hasta mis secos sarmientos
una señal benévola, algo frío
que escarchara el azogue de mi carne.
Nada me hizo ver claro el final
del fuego que proclamo.


(El fuego del instinto. Ed. Vitruvio.)
Todos los derechos reservados
Mariano Valverde Ruiz (c)


viernes, 29 de julio de 2016

MEDICINA




Anclado en tu regazo,
derrotado al final por tanto sueño,
me pregunto sin ira
en qué viejo anaquel
guardo cada desaire
hasta que cicatrice la memoria.
No preciso jarabes alquimistas
que confundan mis nobles sentimientos.
Me curo con el tierno brote de azahar
nacido en el vergel de tus abrazos.
Los momentos ingratos se diluyen
donde anida el mayor de los olvidos.


(El fuego del instinto. Ed. Vitruvio.)
Todos los derechos reservados
Mariano Valverde Ruiz (c)

  

sábado, 23 de julio de 2016

LOS BESOS QUE ME DISTE




Cuando la voz naufraga
y la indolencia tiene formas densas,
una sonrisa apática
se enreda con los ecos de la tarde.
Cuando el viento dibuja
las huellas de la rosa
en las cumbres templadas de tu piel
y las venas conducen ríos secos
dentro de la silueta del cansancio,
procuro recordar el tiempo consumado.
Me reconfortan todos los besos que me diste
y el silencio no está completamente yermo.
La memoria se nutre de imágenes antiguas
y Perogrullo tiene la razón
que a mí más me consuela.


(El fuego del instinto. Ed. Vitruvio.)
Todos los derechos reservados
Mariano Valverde Ruiz (c)
  

viernes, 15 de julio de 2016

MÉDANOS




Sucede en pleno día, cuando la luz oculta
el voraz cataclismo de las sombras
y las horas emergen del naufragio
tras el blanco jazmín que sigue al alba.
Al fin mi cuerpo estriado por la noche
se sacude su duda cicatera
en el tibio reflejo del marasmo.
Soy yo. Estoy seguro.
Entreabierta por la blanca bruma,
la gema del mar vivo
bulle de nuevo por las frías olas
que medito y asumo.
Quedan atrás los médanos oscuros,
delimitando arenas de derrumbe
y piedras sin aristas.
Decirlo todo cuesta oír la muerte
silbándote al costado.
Y mi voz ya dilata tinta negra
sobre las páginas de abrojos
que componen los huesos de este cuerpo.
Escucho, amor, la muerte y te desnudo.
Ven. Apúrate. Habrá nueva ternura
tras la huraña caricia del espino
que la mañana aleja de tus ojos.


(El fuego del instinto. Ed. Vitruvio)
Todos los derechos reservados
Mariano Valverde Ruiz (c)
   

lunes, 11 de julio de 2016

ÉSA ES LA CUESTIÓN




Ser tu agua convertida en manantial,
la saliva que brota en tu garganta.
Vivir en el océano universo
al que das la dulzura de los astros.
Existir en ti, cálido remanso, 
lo mismo que en mi sed tienes presencia,
dormitas en la tibia hora del sueño
o abrasas mis estepas
con las inexploradas esquirlas de tus labios.
Ofrecerte la luz y la armonía
de una paz hechizada para dos
como lumbre creadora
que vierte su tornado de brasas intangibles
sobre el gesto pausado de las manos.
¡Cuánto quisiera darte! ¡Cuánto serte!
Siento la melodía de la espuma
ablandando al deseo sobre la piel del alga.
A este lado del mar hay un tiempo de ausencia
rondando las neuronas, el pecho y la poesía.
¿Qué más podría darte?
¿Qué serte para que los dos seamos?


(El fuego del instinto. Ed. Vitruvio)
Todos los derechos reservados
Mariano Valverde Ruiz (c)





lunes, 4 de julio de 2016

NO TE REBELES



Sumérgete en mí.
No dejes este cuerpo sin el duende
que rescata del vértigo viajero
en el aire funesto de los días.
Inúndame de ti.
Abrázate a mi tierra y mora dentro.
Acércate más, mucho más. Con garra.
Y recorre las grutas que conducen
hacia la luna húmeda
que rige el estertor de mis neuronas.
Bebe su jugo, tócala y transige.
No te rebeles contra este momento.
No tengo voluntad para oponerme
a la melancolía de mis horas sin ti.


(El fuego del instinto. Ed. Vitruvio)
Todos los derechos reservados
Mariano Valverde Ruiz (c)

  


lunes, 27 de junio de 2016

NO PREGUNTES



Cuando la fiel llegada de la noche
es criterio constante del crepúsculo
no faltes a la estancia
donde se ofrece alivio
para la sed de lunas
y sosiego a los ritmos cotidianos.
Si mi mano no te toca al instante
quizá oculte el naufragio de la espera:
la ciegue un apagón momentáneo de ternura.
Sólo manos cansadas se adormecen
con el frío invisible del desprecio
si la distancia abraza nuestros cuerpos
y la piel ignorada en la memoria.
Pese a todo, confía y no preguntes.
Acoge ese silencio varado en un momento
baldío como razón de una carencia,
de un estío compartido, de una huida.


(El fuego del instinto. Ed. Vitruvio)
Todos los derechos reservados
Mariano Valverde Ruiz (c)


lunes, 20 de junio de 2016

MATERIA CONOCIDA



Siente, amor, el gozoso movimiento
que urge, que precipita, que desboca,
que muere y resucita en un signo,
en una mueca, porque
el tiempo de los besos
inyecta su veneno ya triunfante
en la sangre incolora del deseo.
Ya ves, amor, se olvida la nostalgia
de lo ya consumido,
cuerpo a cuerpo,
con esa desnudez de la materia
que nos es conocida.


(El fuego del instinto. Ed. Vitruvio)
Todos los derechos reservados
Mariano Valverde Ruiz (c)

sábado, 11 de junio de 2016

LEY DEL DESEO




Cuando la llama del amor tirita
procuro que los ojos se sumerjan
en páginas de cera
y así encuentren las luces para ver
la inmensa oscuridad que me derrota.
Palabras de ceniza y desvarío
envuelven el temblor interminable
de las horas, el son lento del día,
el hilo que ata la ley del deseo.
Luego vuelvo a la pizarra vital
donde escribimos nuestras divergencias
para encontrar de nuevo al amor triste,
diluido en sangre sepia que te espera.
Me reconozco en él, y de mis ojos
brota una delicada sierpe que se prolonga
hacia los surtidores mestizos de tu pecho.


(El fuego del instinto. Ed. Vitruvio)
Todos los derechos reservados
Mariano Valverde Ruiz (c)

    

lunes, 6 de junio de 2016

PAISAJE




El verano es ojiva de destellos.
El sol roza la piedra
y de sed cubre todo.
Lejos quedaron frías leyendas materiales,
el pueblo, la mentira
y los osos sin alma.
Aquí, olivos, hibiscos y fragancias,
colinas de romero,
hierba pura y rastrojos,
moran dentro del valle
que acuna y araña el aire.
Junto a mí bulle amor cada grumo
de la tierra que somos,
muestra su luz y alza la palabra
para dar voz a nuestras locas manos.
Buscamos los relieves de los iris
y los vemos abriéndose caminos,
pasos hacia otros mundos,
en la luz del trazado de la piel.


(El fuego del instinto. Ed. Vitruvio)
Todos los derechos reservados
Mariano Valverde Ruiz (c)





martes, 1 de marzo de 2016

SOL DE OCTUBRE



El manantial que somos, viento y verbo,
azul sonoro, cuerpo bajo niebla,
traspasa las palabras y se mueve.
Tú y yo, aguas que renacen de nuevo
humedecidas por la saliva del aire,
germinando pasión con cada paso,
huimos del otoño y su espesura.
El caudal del arroyo se desliza,
eligió tu camino, y heme aquí,
tatuado con el agua de tus carnes,
sol inscrito en tu rostro,
luz viajera en tus ojos peregrinos
que razona feliz este momento.
Tócame. Haz que fluya con dulzura
el murmullo de todos nuestros besos
en la geometría de los labios.
Observa la cuajada tierra roja,
observa el aturdido sol de octubre
-la semilla de trigo desgranado
en briznas de color-. También se buscan.
Todo cambia. Comienza nuevamente.
Todo es distinto cuando la verdad
toma partido sobre la raíz de tu océano.


(El fuego del instinto. Ed. Vitruvio.)
Todos los derechos reservados
Mariano Valverde Ruiz (c)

jueves, 25 de febrero de 2016

AMANECE




Amanece de nuevo.
El canto de los pájaros reclama
al día. El aire llena de colores la hierba
y diluye al rocío. Las aristas
blancas del mar se rompen
en la escollera negra de mi costa.
El fuego de los astros se desliza
como verdad que abunda en el paisaje,
devuelve la luz viva a todo el orbe,
acaricia, fecunda de esperanza.
La pasión rompe el tul profundo de mis horas,
camina por las dunas amarillas,
borra su condición distante y ciega.
El mundo se recoge en un abrazo
y converge en dos cuerpos
bajo la celosía del alba. Desde aquí
observo cómo crecen las palabras,
disipan las tinieblas y alcanzan la silueta
de la mujer amada justo donde
mi soledad completa su desnudo.


(De El fuego del instinto. Ed. Vitruvio 2006)      

Todos los derechos reservados
Mariano Valverde Ruiz (c) 



martes, 2 de febrero de 2016

DIAPOSITIVA



Qué pusiste en mi copa,
algún oscuro embrujo,
la golosina nueva del placer,
o el sabor del recuerdo desleído.
No somos viejos. Tarde o temprano
pondremos
la fecha al desencanto. Finalmente,
las pasiones se aquietan en los labios,
adquieren el vapor del vil destino.
Al igual que una droga,
toman la sangre y mienten mucho.
Quedará la pereza por revivir de nuevo
las mil diapositivas de una verdad deshecha.
O tal vez permanezcan
los recuerdos difusos 
de una verdad a medias.
Y serán luz las llagas ya cerradas,
el espacio gris donde habitaremos
cuando no existan tréboles
que deshojar despacio.


(El fuego del instinto. Ed. Vitruvio.)
Todos los derechos reservados 
Mariano Valverde Ruiz (c)

lunes, 5 de octubre de 2015

OPCIONES



Hoy la palabra es cuerpo de mujer
con aroma de luz y sus contradicciones.
Cuando la voz se funde
en la incompleta historia
del hombre que soy,
el silbo del amor
vocaliza el preludio
de un nuevo día.
Y la palabra vuela
hasta las manos tercas del destino.
Vuela sin concesiones
desde un bosque de genes milenarios
hasta las arenas húmedas
del cerebro.
Qué otra cosa me queda
sino saber vivir
entre médanos melancólicos.


(El fuego del instinto. Ed. Vitruvio)
Todos los derechos reservados
Mariano Valverde Ruiz (c)


domingo, 13 de septiembre de 2015

NO QUISISTE ESCUCHAR



Y tú, que no quisiste escuchar nada,
hoy intentas hablarme. Dices mientras
callo que ya conoces la sombra del almendro,
el sonido del agua dormida en la fontana
y el color de la luz
que viste, de esa paz fraterna, el cuerpo
de alamedas y parques.
Me cuentas que las hojas del olivo
respiran la ternura de quien las acaricia,
que de mis manos: piel, huesos y venas,
no son tan importantes como el escalofrío
que notas cuando no las tienes cerca.
Y lloras, yo sé cómo lloras cuando
acercas tu secreto a mi silencio.
Y tú, que no quisiste escuchar nada,
hoy ya proclamas tristemente todo
cuanto es luz. La verdad posee los ojos
separados por noches de misterio.
Qué bien se sabe, amor, lo que se calla.



(El fuego del instinto. Ed. Vitruvio.)
Todos los derechos reservados.
Mariano Valverde Ruiz (c)

viernes, 4 de septiembre de 2015

EL DISCURSO DE LA SOMBRA



Cuando se borra el tacto de tus labios
caigo en derrumbaderos de palabras
que tienen dimensión de hombre perdido.
Sin quererlo, renace así la trama
urdida por la espuma melancólica
de todas las veladas sin consuelo.
Me recluyo en abismos y cavernas
que sólo habitan múltiples versiones 
de la sombra. Un aire triste inunda
mis pulmones de lluvias que suplantan 
la negritud del llanto contenido.
Escucho los discursos
de la voz que derrota
todo atisbo de luz. Su tono crece
como muro insalvable junto a mí.
Tan sólo podrán tus besos callarlo.


(El fuego del instinto. Ed. Vitruvio.)
Todos los derechos reservados
Mariano Valverde Ruiz (c)


    

domingo, 30 de agosto de 2015

AÚN ES POSIBLE




Sin hacer comprensibles dos silencios
-el tuyo y el mío- vivo en pleno enigma.
Y sigo suplicando que se cumpla
esa promesa que nunca entendiste.
Acércame tus labios,
no me niegues la llama del deseo.
Dijiste para siempre
o sólo fue una lúdica promesa
con las alas quebradas.
Yo tuve que entender rápidamente
que el dolor siempre sigue a la pasión,
que cuando necesitas
comprensión y cariño
puedes encontrar sólo más ausencia,
el vacío que deja una piel fría,
separada de todo lo que es sueño.
Y mi vida es soñar para escribir,
escribir para luego hacer soñar.
Tuve que comprender que no entendieses
lo feliz que me siento
al crear nuevos mundos de palabras,
universos que fijan y ofrecen su soporte
a la naturaleza de mi espíritu.
Y cuando comenzábamos
me hiciste comprobar tu fiel apoyo.
Por eso pienso que aún será posible
que admitas tu desliz.
Confío en que haya sido provocado
por los crueles azares de la vida.
Y también es probable mi perdón.
Todo terminará cuando nuestra alma
-ya unida- reconstruya mansamente
su cuerpo de palabras verdaderas,
aunque al final
sólo quede la aurora del poema.


(El fuego del instinto. Ed. Vitruvio.)
Todos los derechos reservados
Mariano Valverde Ruiz (c)   

miércoles, 19 de agosto de 2015

PEREZA




Levanto la persiana. Entra la luz
y observo que tú ya te has marchado.
Hoy la tormenta cae sobre la sed del huerto,
en los tejados viejos, las calles asfaltadas
y entre las hojas grises de mi árbol.
Cuesta empezar el día en puro otoño,
colocar el pijama en el ropero
cuando la noche deja sus lágrimas de cuarzo
colgando por las venas.
Tu ausencia une el tendón de la nostalgia
con el hueso profundo del dolor
junto al flácido músculo vital.
Y tengo que afrontar la nueva luz
como otro fugitivo de la noche
al que de esperar tanto para verte
le salen agujetas en el alma.


(El fuego del instinto. Ed. Vitruvio.)
Todos los derechos reservados
Mariano Valverde Ruiz (c)