POSVERDAD
Observa
las noticias
con
la vista de un pájaro
que
pone un ojo en cada titular
y
el otro en la visión sesgada
de
lo que intuye.
Se
comenta en las redes
que
toda la verdad
precisa
de una dosis de conciencia
para
ser comprendida
en
toda su extensión,
que
por eso no puede ser expuesta
ante
la mirada del mundo.
Se
dice que lo que nos llega
es
una posverdad adulterada
por
quienes la usan a su modo
para
mover los hilos
con
que tejen la sociedad
que
más les interesa.
El
hombre cierra su sesión
en
la pantalla del móvil
con
el convencimiento
de
que hoy no podrá sacar en claro
lo
que se oculta tras las redes.
No
tiene el aditivo necesario
para
unir las ideas
de
lo que le parezca la verdad
con
su forma de ver el mundo,
y
no dañar a su conciencia
al
asumir lo incierto.
Tampoco
va a escribir ni una palabra
de
lo que pasa por su mente,
ni
a colgar en la nube
un
emoji con cara de payaso
para
poder en entredicho
todo
lo que le cuentan.
Tendrá
que ser muy cauto
y
esperar a mañana
para
digerir el presente
antes
de consumir una verdad
con
la que se sienta engañado.
Aunque,
tal vez mañana,
la
nueva posverdad
siga
manipulando las creencias
para
influir en las opiniones
sin
que nadie ya crea en nada
ni
importe lo que sea cierto.
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