martes, 13 de agosto de 2019

LAS FORMAS DEL AGUA



LAS FORMAS DEL AGUA


Entre las cataratas del Niágara
se filtra la luz arcoíris
de un atardecer con tonos melancólicos
que ilumina las formas caprichosas
que adopta el agua en su caída.

Dos amantes encuentran su destino
mientras la fuerza de las aguas
se convierte en espuma.

Es una imagen hecha para el cine,
pero podría ser nuestro paisaje:
la exaltación de la naturaleza
convertida en pasión y sentimiento.

El amor no es eterno,
pero crea vivencias
que son irrepetibles,
y que buscan la eternidad
de un instante, como el agua al caer.

El tiempo permanece en su materia,
exime de peaje a los recuerdos
que portan su verdad, sin ataduras.

Su mensaje se queda en mi memoria
como nave varada en un remanso
del río que nos lleva.

Me estremece tan solo de pensarlo.

Te busco nuevamente
a cobijo del aire desalmado
que sobrevuela la existencia.

Y el tiempo es catarata de sabores
en la ternura de tus labios.

(SECRETOS DE AMANTES)
Todos los derechos reservados
Mariano Valverde Ruiz (c)

LA METÁFORA DE MANHATTAN



LA METÁFORA DE MANHATTAN


Parece aún estar vivo
el mundo metafórico de Manhattan
que captó Federico García Lorca
y convirtió en palabra de poeta.

Como seres anónimos
que caminan tras su destino,
contemplamos las calles y las gentes,
su ritmo de termitas
que huyen de la tristeza,
que buscan soledades compartidas
tras las ventanas
de los monstruos de acero,
o que obedecen a sus dueños
igual que autómatas.

Cuando cae la noche
con su manto de luciérnagas,
por dentro de los ojos
acristalados de los edificios,
parpadean burbujas de color,
se desangra la luz por las ventanas
como zumo de fruta navideña
igual que en otros puntos del planeta.

Ajenos al murmullo de las sombras,
nos preguntamos cuál fue el detonante
de la fascinación por las palabras
que alimentó al poeta
para crear un mundo metafórico
con la angustia de los humanos
que viven atrapados
en esta jungla de asfalto y metal.

Tal vez fuese otra clase de amor por los sentidos
que nunca alcanzaremos
a poder comprar con divisas,
ni encontraremos en supermercados
o en el ring de la bolsa.

Y nos refugiamos en el anonimato
para, desde nuestra insignificancia,
pasar inadvertidos
mientras le damos forma
a nuestros versos de pasión. 

Nueva York sigue dando a los amantes
razones para amar la intimidad del beso
donde nadie descubra su ternura
ni el sonido armonioso de los labios.

(SECRETOS DE AMANTES)
Todos los derechos reservados
Mariano Valverde Ruiz (c)


jueves, 1 de agosto de 2019

CON LAS NOTAS DEL FADO



CON LAS NOTAS DEL FADO


El puerto de Lisboa
va cambiando de tono con las horas.
Esa luz aceitunada que resalta los barcos
se convierte en reflejos azulados
con la melancolía del fado marinero
nadando en sus aguas.

La terraza de un bar
contiene el vino dulce de la copla
y los lamentos en el aire
de un dolor sobrehumano
que interpreta la voz de una mujer
sobre las notas tristes
de una guitarra.

No quiero imaginar siquiera
lo que ha de ser notar muy dentro
el dolor por la muerte
de quien es la razón
para seguir viviendo.

Te miro a los ojos
mientras escuchamos la letra
de una canción del alma.
No sé qué estarás pensando.
Hay profunda tristeza en tu mirada,
y, sin embargo, me hablas
de lo hermosa que es la vida.
Acaso ocultas lo que piensas:
no poder soportar
el dolor por la pérdida
de lo que ahora posees.

Recuerdo lo que decía Pessoa
sobre el arte de fingir un dolor
que de verdad se siente.
Y me envuelvo en la luna
para cubrir mi cuerpo
del frío espasmo que me asalta
tras el amargo final de la copla.


(SECRETOS DE AMANTES)
Todos los derechos reservados
Mariano Valverde Ruiz (c)

OBJETOS DE LA CURIOSIDAD



OBJETOS DE LA CURIOSIDAD


Nos besamos apasionadamente
junto a la Casita del Pescador.
Mientras, unos turistas
discutían con saña
por no sé qué mala conciencia
como gigantes de platino
que pierden su esplendor
en el filo de las palabras.

Fue un acto reflejo y momentáneo,
como un instante de locura
que te quema los labios,
que anula toda lógica,
que ciega la conciencia
y no deja ver nada
más allá de uno mismo
y de la luz íntima que comparte.

Sin pretenderlo, fuimos presas
de la curiosidad de aquella gente,
objeto de miradas silenciosas,
por quienes, tal vez,
hacía mucho tiempo
que olvidaron las luces del amor
y añoraban la entrega pasional
que lucía junto a ellos.

Sin embargo,
nunca las cosas son como parecen,
tienen otra dinámica
que fluye al costado del cielo
como una materia invisible
que transporta el discurso
de la realidad.

Ellos no conocían
que, en aquel preciso momento,
una inquietud latente
por el futuro del deseo
y de nuestras vidas,
viajaba por las arterias
de nuestras almas
ajena a sus propios infortunios.

Nos atenazaban las dudas
y en aquel beso estaba
toda la materia del firmamento.


(SECRETOS DE AMANTES)
Todos los derechos reservados
Mariano Valverde Ruiz (c)