LATIDOS
El
sonido del mundo es atronador. Ese ruido genera desconcierto y distracción
sobre lo que deben ser aspectos esenciales de la existencia. Entonces debe
imponerse la cordura sobre la vorágine. Hay que darle una oportunidad a la
música del corazón. Su sonido no siempre acompaña al coro de los sentidos, ni
es una sonata con tonos románticos o un viejo vals en la mente del compositor
del silencio. Pero, a veces, la balada que interpretan los sonidos del corazón,
muestra una melodía cercana a lo más primario de nuestra conciencia. En esos instantes,
vemos con claridad a nuestro alrededor, atendemos a los mensajes que nos lanzan
los movimientos de nuestro músculo vital y definimos la forma de seguir
caminando. Nos damos cuenta de que nuestros latidos siempre pretenden dar
sentido a nuestra vida. Y ese es el mayor tesoro que tenemos.
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