lunes, 1 de enero de 2018

EL AFILADOR


EL AFILADOR


Por caminos y sendas de ganados,
iba de casa en casa con su silbo oferente,
su figura grotesca y sus chistes manidos
por la jerga del pueblo.
Siempre pedía poco
a pesar de que alardeaba
de conseguir cortar las rocas,
restañar los cacharros, pulir fuentes de hierro
y dar a los cuchillos costumbres de señores.
Entre desolación y desencanto,
dejaba sus deseos trasnochar en sus coplas
al abrigo del vino,
o los dormía al raso con la fragilidad
de una emoción recluida.
A veces olvidaba
cuáles eran los vínculos
que unían su presente al aroma de la felicidad,
dónde estaban los nexos
que le daban su fuerza,
o cómo debía pintar su rostro
con el color de las nostalgias
para aislarse del frío.
Pero, mientras mantuvo la cordura,
nunca dejó de reírse de sí mismo.



(La intimidad del pardillo)
Todos los derechos reservados
Mariano Valverde Ruiz (c)



No hay comentarios:

Publicar un comentario