LA
VIEJA ESCUELA
Ya
no existen las aulas de la escuela
en
que aprendí a leer. La vieja construcción
de
piedra y barro solo es un recuerdo
junto
a las palas. Una mosca zumba
por
el aire ofreciendo el testimonio
del
uso que le dábamos
a
la vegetación de leños y acibaras.
Era
una escuela rural de posguerra
sin
aseos, con viejos pupitres y un botijo
cerca
de la pizarra. El maestro
bajaba
en una Vespa desde Lorca
para
enseñar a niños de todas las edades.
Su
sustancia, quizá la que no ves,
es
una franja abierta en lo tangible
de
las palabras, pura libertad.
Los
atriles del tiempo ya convergen
en
la hosca cerradura del plumier,
en
la tiza y la voz de aquel maestro,
en
simples estrategias de enseñanza
que
llenaron mis ojos de ilusión por saber.
La
alegría de ser y de nutrirse
del
eco del lenguaje aún permanece,
es
una fortaleza levantada en el aire
que
se alza desde las ruinas
de
aquellos ventanales abiertos a otro mundo.
(La intimidad del pardillo)
Todos los derechos reservados
Mariano Valverde Ruiz (c)
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