EL
COMIENZO DE CASI TODO
Una
mañana de octubre
mientras
los frutos del granado
compartían
sus carnes con el rocío,
mi
madre me lavó junto al porche
con
el agua de una zafa sacada de la aljibe
para
ir a la escuela de Las Norias.
Aunque
era algo nuevo e inquietante,
recuerdo
estar tranquilo.
Tras
seis años de vida
encontraría
amigos, nuevos juegos,
mi
mundo crecería en los pupitres.
Ni
siquiera pensaba que aquel día
mis
horas trazarían con la escuela
una
línea confluente en la superación
de
las adversidades y los miedos.
Mi
alma comenzaría a ser sembrada
por
la cultura del esfuerzo
para
poder crecer desde la tierra
y
acercarse algún día a la felicidad.
A
pesar de cruzar cielos nublados,
el
sol de la cultura tuvo fuerza
y
alzó dunas de luz en la ignorancia.
(La intimidad del pardillo)
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Mariano Valverde Ruiz (c)
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