domingo, 14 de febrero de 2016

VELO DE NOVIA EN MALDIVAS




VELO DE NOVIA EN MALDIVAS


Sara pasea por la playa de Vaadhoo, una de las maravillosas arenas de las islas Maldivas. La noche es pura delicia para los sentidos de una mujer sensible. Levanta los ojos y observa que la cúpula del cielo está profusamente estrellada. Sin embargo, las estrellas que se ven sobre la fina capa de agua que acaricia las arenas no tienen correspondencia con las que brillan en el cielo. En la tierra son otra clase de estrellas las que juegan con la imaginación de una escritora como la que ahora detiene sus pasos y reposa sobre la arena. Hace tiempo que no encuentra la inspiración necesaria para escribir un cuento romántico.
Mira el mar buscando algo que vaya más allá de la realidad. Deja que sus ojos se mezan con las olas y con las luces que emanan del relieve ondulado del océano. Ella sabe que la bioluminiscencia en el agua es debida al fitoplancton, pero imagina que también podría tratarse del velo de novia de un hada enamorada del cielo. Coge un puñado de arena y lo lanza al aire. Ve cómo cae la arena húmeda al suelo sin otra opción posible.  Sara tiene la certeza de que lo más importante en un cuento es lo que sucede en realidad y no a quién sucede lo que se cuenta. Y se pregunta si la sensación de abatimiento que recorre su cuerpo realmente la está sintiendo ella, o es una apreciación del hada enamorada que le hubiese gustado ser.
Se levanta de nuevo y camina lentamente sobre el suave relieve de la arena. Su cuerpo se mueve con delicadeza, y con ella, sin que lo perciba, lo hace el otro cosmos que la acompaña: el cielo iluminado en el agua. No tiene palabras para explicar lo que siente, y tampoco quiere, le basta con sentir, muy dentro de ella, algo que ninguna otra mujer compartiría con las demás. Tras un instante de vacilación, su imaginación le sugiere el encuentro entre el hada y el cielo.
La dulzura que intuye no es real. Lo sabe. Pero piensa que podría describir las sensaciones de la novia en un texto. Lo haría con menos de quinientas palabras y sus lectores disfrutarían de un microcuento. O podría plasmar la experiencia vivida por los dos amantes en un texto que llegase a las dos mil palabras para que pudiese entrar en el canon de un cuento breve. Y tal vez, ser más osada y llevar la narración hasta un límite máximo de treinta mil palabras, para poder presumir de un cuento extenso con un final muy emotivo…  Está soñando de nuevo con la fantasía y por un instante ha olvidado su realidad. Se detiene y respira con cierta resignación. 
Tras unos segundos en que el cosmos parece darse la mano con las aguas del mar, retoma su primera intención. Tiene que dejarse llevar por su mente. Mira de nuevo hacia el agua. Lo que ve podría describirlo como el traje de novia olvidado por el hada enamorada un momento antes de entregarse a su amante: el cielo. Su cuento podría comenzar así. Quizá pudiera narrar una descripción de los hechos que sucedan entre el cielo y el hada y que formasen parte de un argumento conmovedor en que el amor triunfase a pesar de la adversidad. Pero ¿cómo conservar la intensidad y la tensión del relato? Levanta los ojos hacia el frente y ve que en el horizonte, la oscuridad amenaza con ser testigo de la boda que imagina, para después llevarse a la novia hasta las profundidades del olvido. Y se entristece.
No quiere ni pensarlo. El final no puede ser tan dramático. Ha debido tenerlo claro antes de lanzarse a contar su cuento. Debe comenzar de nuevo, darse otra oportunidad. Y sin embargo, la marea de la melancolía la ha atrapado en su largo paseo. Ya no tiene escapatoria. Pronto será una parte más de ese velo de novia que se deshilacha entre las fauces de la negra bruja que desde que rompió con la única persona que la podía comprender, alzó su vuelo desde el horizonte, para alcanzarla en cualquier rincón del planeta. Sigue huyendo del error que marcó su felicidad. Ella nunca vestirá su cuerpo con el velo de novia que el cielo le ofreció en las primeras frases de su cuento. Y lo sabe. Pero aún puede hacer que el hada de su historia viva las mismas sensaciones que su corazón hubiese sentido junto a los brazos del cielo, igual que si se tratase de su propia experiencia junto al que pudo ser el amor de su vida.


RELATOS BREVES
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Mariano Valverde Ruiz ©


                         

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