LA VIDA EXTRATERRESTRE
La NASA ha descubierto
un planeta similar a la Tierra. Se trata de Kepler-452b. Sólo hay un pequeño
problema: está a 1.400 años luz de distancia y con la tecnología actual
tardaríamos en llegar aproximadamente 14 millones de años. Edgar Allan Poe nos
diría que es demasiado tiempo para leer un cuento de un tirón. Ironías aparte,
sin duda nos daría margen para escribir infinidad de cuentos, tantos que
podríamos inventar otra realidad sobre el mundo actual y hasta creérnosla.
¿Pero tendríamos alguien a quien contarle nuestros cuentos cuando lleguemos a
ese planeta de la constelación del Cisne?
Cada cuento responde a
un chispazo breve de la imaginación del escritor, algo que se transforma en la
necesidad de la escritura y que genera una historia completa, intensa y
seductora para el lector. En el viaje hacia Kepler-452b habría muchos momentos
para que se produjese ese chispazo, algo que sólo los hombres podemos hacer,
ningún ordenador de a bordo nos lo facilitaría. Claro que un viaje de esa
duración nos obligaría a cambiar todo para llevarlo a término. La natalidad
estaría condicionada a las necesidades de la nave, también la educación, la
convivencia, la religión, la filosofía, la alimentación… Y sobre todo, la
afectividad o cualquier situación que pudiese crear conflictos con
potencialidad para destruir el vehículo en que viajemos. ¿Cuánto cambiaríamos?
Y ahora imaginemos que
ya estamos en la superficie de Kepler-452b, que es un planeta habitable y que
está vacío, sin vida… Entonces, apoyados en la cubierta de la nave espacial,
con la mirada perdida en el cosmos que hemos surcado y en el infinito cosmos
que habrá por delante, sentiremos añoranza de nuestra Tierra y nos preguntaremos
si no hubiese sido mejor quedarnos en ella y hacerla un poco más habitable.
ARTÍCULOS DE OPINIÓN
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Mariano Valverde Ruiz ©
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