Los rayos del sol bailan en el cielo al ritmo de una música que no se oye. Nietzsche les llamaría rayos enajenados porque danzan en silencio el vals de la vida. Esos filamentos de energía hace mucho tiempo que abandonaron su núcleo de fuego. Y siguen bailando en el vacío del universo para llevar la luz al destino de los hombres.
No hay comentarios:
Publicar un comentario