No hay ojos insensibles ante su imagen. Sus hojas se abren al espacio como láminas de fresa. Si se mira detenidamente el relieve de sus tallos, puede apreciarse el perfil de los surcos de savia que llevan la alegría al corazón. La Navidad está en su color y en el brillo que refleja el tono de los villancicos que se cantan a su alrededor. Las palabras hablan de paz y de amor. Ojalá mirasen igual todos los ojos del mundo.
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