IMAGEN
Un
niño alza los ojos. Cerca de él hay un pozo.
Ve
a su padre tirando de las finas cadenas
que
mueven las poleas de la cúpula.
Otro
hombre está abajo, en lo oscuro,
limpiando
el mecanismo que eleva toda su agua.
Junto
al pozo hay una figura geométrica.
Tan
solo es un pilón donde abrevan las bestias:
una
oquedad de piedra llena de agua
que
cuando la revivo se convierte en espejo
donde
la luz se posa inesperadamente.
Es
verano y el sol seca los cereales
con
la fuerza incolora de la necesidad.
Desde
algún rincón de la memoria
alguien
trenza los hilos de la vida
que
dieron alimento a aquel niño.
Desde
los recovecos del poema,
otros
ojos recuerdan con nostalgia
la
belleza del cielo, la luz del agua dulce,
el
sudor de su padre, la incongruencia del tiempo.
(La intimidad del pardillo)
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Mariano Valverde Ruiz (c)
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