No sientes el latido
en tus venas, ¿verdad?
Todavía no sabes
que no vives en ti.
Eres imagen hecha a mi capricho,
aventura fugaz de mi cerebro,
carne sin peso y beso sin los labios.
Sientes sobre tu cuerpo una pupila
observándote. Muestras tus enigmas.
Estás desnuda ante el universo
de imágenes creadas por mi voz.
Y es todo tan confuso.
No hay nada más etéreo
que esta forma de amarte.
De cerezas tus pechos coronados,
rojo cadmio tu nombre, añil tu vida
y el aire, tu aire para mi pasión.
No existe otro aire tan sumiso.
Tú eres la magia que disfruto. Siempre.
(El deseo o la luz. Ed. Universidad de Murcia)
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Mariano Valverde Ruiz (c)
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