CERVANTES, EL
CAUTIVO Y AMENÁBAR
Abre la ventana y
entra la luz a través de los visillos con matices cinematográficos. Amenábar es
uno más de los millones de humanos que se ha asomado a la figura de Cervantes a
través de los siglos y de su obra. El director de cine quiere acercarse a una
etapa de la vida del escritor universal que condicionó su forma de ver las
cosas: Su cautiverio en Argel. Cierra los ojos y vuela en el espacio y en el
tiempo.
Aquella noche de 1580
era gris y obstinada, como la mayoría de las de los últimos cinco años. A
Cervantes le fluían las ideas igual que el hilo de humo que salía del candil.
Escribía con pluma afilada y certera. Las cosas iban a dar un giro dramático.
Mojó reiteradamente en el tintero. No le quedaba tinta. Maldijo a los diablos
de la noche y a las chilabas de los guardianes. Reclamó la presencia de la mano
de Dios y buscó con desazón la remolacha que tenía para cenar. Su jugo sirvió
para plasmar lo que pasaba por su mente antes de que se le olvidara. Recordó
que Hassan, el Bajá de Argel, le había amenazado con cortarle la mano si no era
más complaciente con sus demandas y mantenía en ristre su “pequeño ariete”
hasta que… borró la imagen que pasaba por su mente con un claro signo de
repulsa. Y comenzó a pensar en un nuevo intento de fuga. Ya le habían frustrado
sus planes en cuatro ocasiones. Siempre había alguien que se iba de la boca.
A 445 años de
distancia, frente al ordenador, Amenábar imaginaba qué podía haber pensado el
cautivo de Argel. Repasó su obra y su biografía. Cervantes había nacido en
Alcalá de Henares en 1547 y fallecido en Madrid en 1616. Era conocido como
“Príncipe de los ingenios”. ‘La Galatea’, ‘El ingenioso hidalgo don Quijote de
la Mancha’ (I y II), las ‘Novelas Ejemplares’, ‘Los trabajos de Persiles y
Segismunda’, o los poemas de ‘Viaje al Parnaso’, eran sus obras. Estuvo cinco
años preso en Argel, luchando por su libertad a través de contar historias. Sus
relatos llamaron la atención de Hassan, el Bajá, quien estableció un trato
especial con él. Había sido capturado en alta mar por corsarios árabes y
llevado a Argel, donde esperaba su muerte si su familia no reunía el dinero del
rescate. Su liberación llegó por intervención de los monjes trinitarios, que
pagaron 500 escudos de oro. Esta experiencia marcó su visión del mundo. Allí se
forjaron los grandes temas que luego trataría en El Quijote: libertad,
condición humana, redención… ‘El cautivo’, sería una de sus ‘Novelas Ejemplares’.
Años después de su
liberación, Cervantes fue gestando la que ha sido la primera gran novela
moderna, una obra que reúne todo lo que un ser humano es capaz de entrever, una
visión del mundo extrapolable a cualquier tiempo, un texto imprescindible que
atesora sabiduría, humor, crítica social, experiencia, amor y muerte, todos los
grandes temas que ocupan y preocupan a los humanos.
Pero, ni Amenábar
frente a su ordenador, ni cualquier lector frente a las páginas del Quijote, ni
siquiera la intuición cibernética de la IA más avanzada, pueden conocer lo que
pensaba don Miguel cuando se vio en la tesitura de sacrificar su naturaleza
para intentar sobrevivir en un entorno hostil y adverso. Eso solo lo sabe don
Alonso Quijano, el caballero de la triste figura.
Mariano Valverde Ruiz (c)
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