LA NATURALEZA
Sobre
el rostro nevado de un papel
va
dibujando la geometría
de
unos versos,
tiene
muy en cuenta lo que dicen
y
el lugar exacto de los acentos
para
que fluya el ritmo.
Duda
sobre qué tipo de lenguaje
ha
de usar, qué medida
o
qué estructura
puedan
ser las más adecuadas
para
que se comprenda su mensaje.
Sabe
que mirar hacia el horizonte
con
los ojos sesgados
de
alguien que respeta el entorno
natural
de las cosas,
tiene
el peligro de no criticar
los
límites oscuros
y
los gestos mal educados
de
aquellos que no cuidan el planeta.
A
pesar de ello,
ha
de resaltar la belleza
de
nuestro pequeño cosmos
como
un bien material de los humanos
e
intentar conciliar
los
contornos oscuros
de
las imágenes del mundo
con
el volumen de los textos
que
ensalzan la naturaleza.
Y
procura cerrar los ojos
para
que el silencio
genere
en su interior
el
hilo del mensaje.
Escribe
sus palabras
con
plena libertad
eligiendo
mirar con los ojos abiertos
todos
los desmanes de los hombres
y
ver con los ojos cerrados
la
ingravidez que provoca
el
respeto al planeta.
Continuará
dudando
sobre
la utilidad
de
la geometría del poema
o
de la estructura del alma
que
sostiene a las letras,
pero
tiene muy claro
que
la naturaleza es equilibrio
y
un poema del mundo en armonía.
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Mariano Valverde Ruiz (c)
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