jueves, 1 de agosto de 2019

OBJETOS DE LA CURIOSIDAD



OBJETOS DE LA CURIOSIDAD


Nos besamos apasionadamente
junto a la Casita del Pescador.
Mientras, unos turistas
discutían con saña
por no sé qué mala conciencia
como gigantes de platino
que pierden su esplendor
en el filo de las palabras.

Fue un acto reflejo y momentáneo,
como un instante de locura
que te quema los labios,
que anula toda lógica,
que ciega la conciencia
y no deja ver nada
más allá de uno mismo
y de la luz íntima que comparte.

Sin pretenderlo, fuimos presas
de la curiosidad de aquella gente,
objeto de miradas silenciosas,
por quienes, tal vez,
hacía mucho tiempo
que olvidaron las luces del amor
y añoraban la entrega pasional
que lucía junto a ellos.

Sin embargo,
nunca las cosas son como parecen,
tienen otra dinámica
que fluye al costado del cielo
como una materia invisible
que transporta el discurso
de la realidad.

Ellos no conocían
que, en aquel preciso momento,
una inquietud latente
por el futuro del deseo
y de nuestras vidas,
viajaba por las arterias
de nuestras almas
ajena a sus propios infortunios.

Nos atenazaban las dudas
y en aquel beso estaba
toda la materia del firmamento.


(SECRETOS DE AMANTES)
Todos los derechos reservados
Mariano Valverde Ruiz (c)

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