sábado, 17 de octubre de 2020

LOS CONVICTOS

 LOS CONVICTOS

  

En las paredes de las cárceles

donde duermen aquellos

que no cuidaron al amor,

hay carteles colgados

advirtiendo de que hay que amar deprisa,

con toda el alma,

con la luz que ilumina la mirada

de quien solo ve por los ojos

del ser amado.

 

Hay palabras que incitan

a arder por dentro

con las llamas de otras hogueras

sin esperar que la cordura

venza a todos los miedos.

 

Aseguran que hay que hacer el amor

antes de que se enfríe

la última gota de sangre

entre los capilares del deseo.

 

Hay quienes lloran

con desesperación

cada vez que los leen.

Se derraman entre las manos

como si hubiesen decidido

vaciarse en el espacio

que consume su corazón

en el vacío de la nada.

 

Maldicen su desidia en el amor

y buscan en las cañerías

el sonido del agua del pasado

por si les recuerda la música

de algún aliento compartido,

o revive en sus carnes

el gozo natural

de una celebración del origen del mundo.

 

Pero nunca encuentran consuelo

en los pliegues de la memoria

antes de sumergirse

en sus propias derrotas

para pedir perdón a las brujas del tiempo.

 

Lamentan los años perdidos

a solas con la bruma

antes de alzar los ojos

al cielo de hormigón que les da techo

y hundirse en la miseria

de su terrible error

cuando apagan las luces del presidio.


MARIANO VALVERDE RUIZ (c)

Todos los derechos reservados


 

 

 

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