Recuerdo cuando tú llamabas desde lejos
y llegaba hasta mí
el aroma de la hierba humedecida
por la música densa de tu voz.
Con la ilusión de un niño
recorría el espacio que nos desconectaba.
Procuraba acercarme
a pesar de saber lo diferentes
que eran nuestras visiones del momento.
Confiaba en que algún día
pudieses recorrer la mitad del camino
para encontrarnos cerca del mismo auricular.
Después del ominoso tiempo a solas,
eras nueva esperanza
para poder llenar el vacío profundo
que había en el panel de mis sentidos.
Ahora hablamos por el mismo cable
y quererte es buscar
entre tu agua el destino de la vida.
(El fuego del instinto. Ed. Vitruvio)
Todos los derechos reservados
Mariano Valverde Ruiz (c)
No hay comentarios:
Publicar un comentario