Hay misterio en las alas que se acercan
a los límites suaves de las rosas
o descubren los pétalos dorados
que son tapiz último del cuerpo.
Es su vuelo rapsodia con enigma
que busca siempre el tacto vegetal
de una piel coronada con tu luz.
Y nacen los sentidos al tocarte.
Luego es el universo quien transforma
todas las sensaciones en cobalto:
el azul que recubre la ternura
cuando la luz desnuda tus adornos.
Y un minuto más tarde, las pupilas
se incendian del color de los arándanos.
En esas frutas tengo los aromas
que excitan movimientos obsesivos
y como arpegios que alzan emociones
circulan por las venas del insomnio.
En la cama, el misterio se desvela:
anda suelto el mastín de mi deseo.
(El fuego del instinto. Ed. Vitruvio)
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Mariano Valverde Ruiz (c)
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