viernes, 7 de agosto de 2020

LA TIERRA DE WHITMAN

 

LA TIERRA DE WHITMAN

 

 

En la tierra de Whitman

hay quien sigue esperando

que cada amanecer

aparezca un nuevo caballo

pastando en las llanuras

para poder llevarlo a sus dominios

con un lazo de plata.

 

En la tierra de Whitman

hay quien sigue deseando

que la luna tenga el color

de las pieles de búfalo,

que el ferrocarril cruce hasta el Pacífico

sobre raíles de plomo

o que el sol del verano

consiga evaporar los lagos de occidente

para poder buscar entre los sedimentos

las raíces de los sueños

que hicieron grande a América.

 

En la tierra de Whitman

hay quienes siguen siendo los amos de la Tierra.

Son los mismos que hablan del mundo

como una aldea

donde la libertad

solo posee el nombre

que ellos le dan a su caballo.

 

Tanto unos como otros

apenas reconocen

la esencia de su tierra

que late en las palabras

de los poemas de Whitman.

¡Allá ellos con su olvido!


(c) MARIANO VALVERDE RUIZ

Todos los derechos reservados.


LOS RÍOS

 

LOS RÍOS

 

 

Los ríos nunca duermen,

no detienen sus aguas

al lado de los hombres

que habitan el bosque,

 

Al igual que ellos,

vagan entre los árboles

dejando un limo denso

a la orilla del curso de sus vidas.

 

La costumbre de estar en movimiento

deja atrás los residuos

de cuanto ya no es

como alguna vez fue.

 

Los ríos siguen su curso

cambiando las fronteras y el paisaje

mientras son agua dulce

con las esencias de la tierra

que diluyen en su camino.

 

La materia que arrastran

termina en las profundidades

de un mar que todo acoge

como la madre de la vida

y el espejo del cielo.

 

Al igual que los hombres,

los ríos desaparecen

en la oscuridad del océano

del que hablaban los poetas

como un enigma del pasado

que modula el presente

y condiciona el futuro.

 

Los ríos son una metáfora

de nuestro paso por la vida

camino de perdernos en el mar

que da forma al olvido,

y donde todo se diluye

en el fondo salino de la nada.

 

Tan solo nos consuela

que el mar es dinámico,

y, que en su seno,

los ríos y los hombres se convierten

en crisol de la vida y de la muerte,

un milagro del cosmos

que el sol lleva a las nubes

y el viento de vuelta a la tierra.

 

(c) MARIANO VALVERDE RUIZ

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EL RESPLANDOR

 

EL RESPLANDOR

 

 

Hay un fulgor en las hojas de los álamos

que busca una mirada con su luz

de tonos limpios y reverberantes.

 

Es un destello tan hermoso

como una espada verde

que desciende de las ramas

para clavarse en la nostalgia

de aquellos que aún poseen

los genes sensitivos

que muestran la belleza a los humanos.

 

Ese resplandor es un halo de misterio

que impregna de esperanza

la manifestación de la existencia.

 

En un instante de luz compartida

por dos seres vivos

se muestra la verdad del universo.

 

Y tan solo por un momento

se comprende el misterio de la vida:

la concepción del mundo

que refleja la luz

en el espejo de las hojas.

 

(c) MARIANO VALVERDE RUIZ

Todos los derechos reservados.

 

 


jueves, 6 de agosto de 2020

LOS ESCLAVOS


LOS ESCLAVOS

 

 

Hay quienes aún recuerdan

las viejas plantaciones de algodón

donde perdían la esperanza

los que habían sacado de la tundra

con cadenas de látigo

y grilletes de miedo.

 

Eran hombres tan dignos

como el color de las canciones

con las que compartían su desgracia.

 

Había poesía en sus lamentos,

en el ritmo de sus latidos

y, sobre todo,

en las miradas a los dueños

de su terrible esclavitud.

 

Ni todo el oro del planeta

hubiese compensado

la amarga intensidad

de un instante de aquellas miradas.

 

Ahora, en nuestro bosque,

han cambiado las plantaciones,

los señores del látigo

y las formas de esclavitud,

pero los sentimientos

de los hombres cautivos

que dejan su sangre en la tierra

por un trozo de pan,

permanecen inalterables

a la codicia de los tiempos.

 

(c) MARIANO VALVERDE RUIZ
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LOS SICARIOS


LOS SICARIOS

 

 

Ellos ya saben

que no pueden pedir un buen vino

con el menú de oferta

al que tienen derecho

por sus servicios.

Se contentan con agua desalada

con sabor a medusa

y toques de alga nori.

 

Sorben la sopa

pensando en el color

de las delgadas láminas

que crecen sobre las rocas

expuestas a los vientos

en una baja mar cualquiera.

 

La renuncia al deseo

de un caldo de los dioses

desaparece en sus mentes

con los últimos céntimos

de sus salarios.

 

Son hombres del imperio,

vagabundos del bosque

sin monedas de cambio,

actores sin escrúpulos

que cumplen el guion de sus jefes.

Mercenarios ocasionales

que esperan su oportunidad

para segar la vida

y luego ser bodegas de licores

que cierran por final de temporada

hasta que haya nueva cosecha.

 

(c) MARIANO VALVERDE RUIZ
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miércoles, 5 de agosto de 2020

LAS LETRAS IMPRESAS


LAS LETRAS IMPRESAS

 

 

Cuando las sombras

conspiran contra toda luz

que intente iluminar

el camino de la verdad,

cuando las nubes

del caos absoluto son espejos

del lago negro y de la mente,

cuando todo parece ya perdido

y la oscuridad es un búho

que rompe con sus garras

las entrañas de los humanos,

entonces,

y solo entonces,

acontece el milagro de las letras.

 

En un rincón del bosque

un niño encuentra

el cuaderno que guarda entre sus páginas

la luz de la esperanza

en las letras impresas.

El legado del mundo

estaba escondido en el fondo

del viejo baúl de sus antepasados.

 

Allí estaban descritos

los colores del alba,

el canto alegre de los pájaros,

la lengua de las plantas,

la conciencia de los humanos,

el silencio expectante de los perros,

la ternura de los crepúsculos,

el abrazo sereno de la noche

y la libertad de los sueños.

 

Tras conocer su contenido,

el niño alza los ojos

para mirar al frente con dulzura,

vuelve la luz a su mirada

para regalarla a los hombres

que malviven cegados por las sombras.

 

(c) MARIANO VALVERDE RUIZ

Todos los derechos reservados.

 


martes, 4 de agosto de 2020

EL ESPACIO IGNOTO


EL ESPACIO IGNOTO

 

 

Junto a una cabaña hecha de troncos

con grabados antiguos,

hay un hombre con los ojos empapados

por la humedad del aire.

Tiene su mente llena de incógnitas

y de múltiples conjeturas

sobre la vida eterna.

 

Mantiene entre sus manos

un cuenco de cerámica

con una vela dentro

sobre la que danza una llama

con la música del silencio.

 

Alza el cuenco hacia el cosmos

buscando el origen del infinito

y deja que la llama vuele

hacia el espacio ignoto

como paloma etérea

que desea alcanzar

el lugar donde habita el poder absoluto.

 

En ese lugar al que viaja

todo su misticismo,

reside la conciencia de sus actos

y la oportunidad de ser eterno

para expiar sus culpas

o disfrutar del paraíso.

 

Pero ese espacio ignoto,

del que nace la luz

y se alimenta la esperanza,

no tiene forma,

ni límites

ni existe más allá de su mirada

como un consuelo imaginario

para sus infaustas zozobras.

 

El único espacio de su existencia

está más cerca de lo que concibe

su mente de ave viajera

en busca del maná desconocido,

se encuentra aletargado en su interior,

esperando a ser descubierto

por su propia alma.

 

(c) MARIANO VALVERDE RUIZ

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lunes, 3 de agosto de 2020

EL ORDEN ESTABLECIDO


EL ORDEN ESTABLECIDO

 

 

Dentro del caos que rige en el bosque

hay un orden que mantiene en vilo

a todas las especies que lo habitan

para que todo siga siendo

una pequeña anécdota del cosmos.

 

Su mecánica gris se manifiesta

en la superficie de las cosas

y en su más profundo hueco.

Es una ley ancestral

que condiciona la existencia,

que reprime los actos,

que cesura los hechos

que van contra ese orden.

 

Aunque hay quien se rebela

contra su vil destino,

casi siempre se impone

ese orden primordial

y deja sin efecto

las pretensiones de los más osados.

 

Es una ley implacable

para los que se nutren de la vida

con gran dificultad,

o para quienes se acomodan

en las cosas mundanas

y no buscan la luz de lo inefable.

 

Y también es un orden que libera

de la responsabilidad

de alzar la voz

con matices poéticos

para hablar del perfume de las rosas,

de las contradicciones de los hombres,

de la metafísica del cosmos

o de que otro mundo es posible.

 

Lo queramos o no,

hay un orden que sostiene el caos

impuesto por los dioses

a los seres del bosque,

un orden establecido

por una ley no escrita

y que se acepta de antemano

para seguir viviendo

sin hallar las costuras

que unen el alma de los hombres

a la luz del poema.

 

(c) MARIANO VALVERDE RUIZ

Todos los derechos reservados.