CANTARRANAS
Todos
los que escriben poemas
buscan
un lugar especial
para
que fluyan las palabras
que
dan contenido a su vida.
El
hombre del poema
cree
haber encontrado
un
lugar en la costa
donde
la luz escriba entre sus dedos
una
canción para el futuro.
Lo
han hecho posible
una
confluencia de hechos,
de
emociones profundas
y
decisiones acertadas,
junto
con unos toques singulares
de
esa magia del cosmos
que
hace realidad
lo
que parece inexplicable.
Ahora
está tumbado en una hamaca,
dentro
del patio de su casa nueva,
con
los ojos perdidos
en
las estrellas
que
matizan la noche
con
un paisaje iridiscente
de
paz y de sosiego.
Cruzan
el cielo, de forma imprevista,
veloces
luminiscencias
que
señalan los márgenes
donde
se acota el espacio
de
una vida de esfuerzo y adversidad.
Las
lágrimas de San Lorenzo
decoran
el espacio con instantes de luz
que
las Perseidas donan a la noche
de
quienes alargan su vida
con
la ilusión de sus anhelos.
Detrás
de los cipreses,
se
escucha el croar de las ranas
como
una trova monocorde
que
se proyecta sobre las orillas
del
estanque que ocupa el centro
de
un jardín japonés.
El
canto de las ranas
parece
estar colgado del mismo aire
que
aproxima el sonido de las olas
hasta
el patio de la vivienda.
El
hombre nota el suave movimiento
con
el que el agua del Mediterráneo
acaricia
la costa y sus sentidos.
Respira
lentamente y percibe el aroma
con
el que las praderas de algas
impregnan
de energía al mar,
al
aire de la noche y a sus proyectos.
Ha
cerrado un círculo y está abriendo otro
donde
las lejanas raíces
de
sus antepasados
se
alimentaron del esparto,
del
mar y de la tierra.
Su
lugar en el mundo
comienza
a tomar forma en un espacio
tan
blanco como su pureza,
tan
verde como su esperanza,
tan
azul como su constancia
tan
dorado como el esfuerzo,
y
tan rojo como la sangre
que
se mueve por sus venas.
Y
desde este lugar maravilloso,
viajarán
las palabras por el aire
como
lo hacen los astros,
las
olas que besan la arena,
o
el canto de las ranas
que
dan nombre a su casa,
igual
que le dieron cobijo
a
los hermosos sueños de su infancia.
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