NUESTRO
MUNDO
Me
hablas de la atracción de los peligros
que
nos acechan
y
del riesgo a caer presos de una ley
más
fuerte que la de la gravedad.
Siento
la esencia de la vida
instaurada
en los símbolos del diálogo
que
mantienen nuestras miradas.
Y
cierro el ventanal de la complicidad
para
que no se pierda, sin remedio,
esta
idílica luz de primavera
que
huele a tallos de verdes olivares,
a
lluvia de otro abril aventurero,
a
esencias virginales de nueva creación.
Contigo
quiero ser el aire
que
ensalza los volúmenes del tiempo
cuando
estamos unidos.
Te
susurro al oído, con voz de lavanda,
todo
el vértigo de mi carne
asomada
a tu abismo,
y
mientras, acaricio cada gota
de
la humedad que luce por tu piel
como
un rocío estelar.
Confirmas
con tus gestos
que
el deseo posee nervios de gelatina
cuando
menos lo esperas,
también
la valentía para vencer al miedo.
Y
entre los dos creamos nuestro mundo
a
espaldas de la gente.
En
él no cabe el Sol, ni la Tierra,
ni
las leyes del universo.
Todos los derechos reservados
Mariano Valverde Ruiz (c)
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