CORSARIO
El
tiempo nos sonríe tras la alcoba
como
un bellaco que arde intensamente
por
las hojas escritas en la piel del deseo.
Es
un filibustero que rapta los segundos,
se
azora con la dicha de tenerte,
se
detiene en la imagen de tu boca,
es
otra eternidad unida al ser del aire
por
lo más ignorado de su naturaleza
y
las fragancias de tu piel.
Al
cabo de un instante de mar embravecido,
se
convierte en espejo de infinitos relieves
donde
va repitiéndose, sin orden,
la
misma curva de las olas
que
ahora son tus caderas.
Luego,
es color azul esmerilado
sobre
la superficie de los dedos,
y
más tarde, un relámpago de brillos
que
triplica, en las cuencas de mis ojos,
las
punzadas de cada incitación.
Cuando
entrego mis naves a tus ojos,
me
vencen esos dardos que impulsas suavemente
desde
las cerbatanas de tus iris
hasta
el centro genuino de mi alma.
No
te lo digo para que no sepas
cómo
disfruto todos los segundos
en
los que el deseo es la imagen de un corsario
que
aborda tus sentidos con los ojos cerrados.
(SECRETOS DE AMANTES)
Todos los derechos reservados
Mariano Valverde Ruiz (c)
No hay comentarios:
Publicar un comentario