LA
MIRADA DE AQUILES
Mientras
se acerca a Troya,
Aquiles,
va observando con los ojos de Homero
el
fragor de la guerra,
el
honor del soldado curtido en mil victorias,
los
colores rojizos que tiñen la venganza
de
quienes fueron humillados,
y
el alma de un valiente.
No
tiene miedo del escarnio,
ni
de las hojas afiladas
que
levantan sus enemigos
para
cortar el aire en su garganta.
Como
dijo el poeta,
ha
de huir del exilio del silencio,
morir
en cada lance
para
vivir eternamente,
vencer
a sus demonios para llenar la tierra
con
los frutos de su victoria.
Debe
elevar su voz tanto como su espada,
enfrentarse
a la muerte en la noche infinita,
sin
temor al olvido y sin remordimientos.
Recuerda
que no existe más certeza
que
la que engulle al último suspiro.
Y
piensa en el color de la mirada
que
le ofreció la luz de la miel a su cielo,
la
inquietud de los ojos de la joven
por
los que ahora mira al horizonte
para
unir la distancia en un abrazo.
(Otra realidad)
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Mariano Valverde Ruiz (c)
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