EL
CONSEJO DE SÓCRATES
Imagínate
a un pájaro
que
está aliviando su peso inservible
sobre
una tumba con tu nombre.
Notas
la gravedad de la inmundicia
cayendo
a plomo sobre la piedra de tu lápida,
sientes
que atraviesa la roca
como
una gota de cicuta,
perfora
tu garganta y te quema la lengua.
Percibes
la misma fuerza con la que pronunciaste
tus
ideas blasfemas o tus palabras nobles.
Te
sorprende ese hallazgo tras la muerte,
y
el sabor de la náusea que arrastra
hasta
tu conciencia.
Te
preguntas de qué ha servido vivir.
Comprendes,
demasiado tarde,
que
el conocimiento de ese prodigio
comienza
en tu alma
al
sentir que hay una parte de la realidad
que
no se entiende nunca.
Procuras
asumirlo
y
aplicarlo al altar de tu ignorancia.
Hasta
ese momento,
creías
que ya no podrías ver
ni
sentir nada tras la muerte,
pero
notas la acción de la cicuta,
cómo
se diluye en la tierra
después
de haberte consumido,
y
aprendes a admitir
que
lo que afirmas con certeza
puede
no ser la verdad.
Buscarás
el sentido a tu presencia
en
la profundidad del alma,
en
la esencia de los conceptos,
en
el mensaje que ofreces al mundo.
Pertréchate
de un método eficiente
para
explorar lo ignoto
y
da tu tiempo por bien empleado
aunque
jamás contemples
los
frutos de tu búsqueda.
(Otra realidad)
Todos los derechos reservados
Mariano Valverde Ruiz (c)
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