LAS FLORES DEL JERTE
El 30 de marzo desde el
Mirador de la memoria despedía mi
primera visita al Valle del Jerte, al
pueblo de El Torno y a la floración
del cerezo. Durante dos intensísimos días he visitado los escenarios donde se
desarrolla el encuentro entre Magdalena y Casimiro, después de 50 años, en mi
relato San Valentín en Alberjerte.
Unos minutos antes
abrazaba con toda mi gratitud a María José, Luis y su familia, que han sido
primeros embajadores de su pueblo, y que me han colmado de hospitalidad,
atenciones y cariño. Desde el paisaje paradisíaco de su hogar, colgado del
cielo por los hilos invisibles de la luz, estuve mirando la estampa de EL Torno, recordando los lugares
visitados, percibiendo el aroma de la nobleza de espíritu, de los valores puros
de la España auténtica, intuyendo que este país siempre saldrá adelante
empujado desde abajo, desde la esencia. Y me prometí a mí mismo volver al Valle
con el mejor regalo que puedo hacerles a sus habitantes: una novela escrita
desde el corazón.
María José y Luis me
han explicado tradiciones como “la
campanillá” o la boda típica Torniega
que medio pueblo ha escenificado delante de mis ojos y que relataré
oportunamente en otro momento. Me han presentado a personas que me han contado historias
que figurarán en el contexto de la novela. Me han llevado hasta lugares como Alberjerte, la Garganta de la Puria, el Paraje
de las Vaquerizas, y otros que son escenarios de las vivencias de mis
personajes. He podido tocar el suelo donde están las cenizas de Dulce Chacón y homenajear a todas las
mujeres delante del árbol que se alimenta de sus cenizas. He visitado saltos de
agua donde la belleza es espuma blanca, de un blanco inmaculado, como todos los
cerezos en flor que en estos días dan al Valle la imagen de un lugar de cuento,
donde queda encantado quien lo visita.
Tendría que extenderme
mucho más para mencionar siquiera tantos rincones, callejas, paisajes, figuras
y personas que se han quedado conmigo, y que me van a acompañar en el proceso de
escritura de la novela que comenzaré los próximos días. En resumen, éste ha
sido para mí el comienzo de una relación con el Valle del Jerte que ya será para mí permanente, y que quiero
transmitir, de la mejor forma posible, a todos los amantes de la cultura, de la
naturaleza, de la vida y de la literatura.
Comentarios (1 de abril
de 2014)
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Mariano Valverde Ruiz ©
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