LORCA, UNA PASIÓN
DIFERENTE
Buscar palabras para
describir lo que ocurre en la ciudad de Lorca durante la Semana Santa es
recurrir al diccionario de las sensaciones, de los sentimientos y de la
belleza. En pocas ciudades del planeta se vive una puesta en escena tan
especial, llena de colorido, tan emotiva y tan cercana a lo que nos han
transmitido, a lo largo de los siglos, las Escrituras Sagradas.
Lorca es una pasión
diferente. Sus gentes, sus imágenes, sus bordados, sus carrozas, sus caballos, marcan
un signo de notoriedad y de espiritualidad, difíciles de encontrar en otras
partes del mundo. Cada primavera, el espíritu de la Semana Santa se hace
pañuelos blancos, azules, morados y encarnados, o del color de las otras
cofradías que engalanan las calles. Lorca es rivalidad, es alegría, es luz
mediterránea, es la Virgen de la Amargura y es la Virgen de los Dolores. Lorca
es esencia de sufrimiento y rezo centenario que sube al Calvario con el Cristo
del Perdón. Lorca es silencio que cubre las calles rabaleras al paso del Cristo
de la Sangre. Lorca es la Virgen de la Soledad y el Resucitado. Lorca es hebrea
y es manola. Lorca es romana y es egipcia. Y Lorca, son cada uno de los rincones
de los corazones que se emocionan al paso de sus imágenes y que llenan una Semana
Santa cargada de procesiones de estricta religiosidad, y de Cortejos Bíblicos únicos
en el mundo, donde cobra vida la historia de nuestra sentimentalidad religiosa.
Lo que se pone en
escena en las calles de Lorca no se puede ver en ningún otro lugar del planeta.
Es el Antiguo y el Nuevo Testamento, el que ocupa la carrera convirtiendo a la
ciudad en Jerusalén. Las cofradías compiten en belleza y en singularidad en una
sana rivalidad por sorprender y mejorar año tras año. Todas las figuras van
ataviadas con bordados de belleza sin par que pronto serán nombrados Patrimonio
Inmaterial de la Humanidad. Los desfiles de Lorca, declarados de Interés
Turístico Internacional, tienen entidad suficiente para atraer a decenas de miles
de turistas que disfrutan de una Semana Santa sin parangón en otras latitudes.
En Lorca se nace Blanco
o Azul. Azul o Blanco. Yo no voy a desvelar cuál es color de mi pasión. Lo hago
por respeto a todas las cofradías. Ya digo, por encima de todo, se es Azul o Blanco. Y se vive la pasión con toda la intensidad que el ser humano es capaz
de generar. Una pasión que hay que sentir de cerca para comprender y para
apreciar la grandeza de los corazones lorquinos.
Lorca, es una pasión
diferente.
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Mariano Valverde Ruiz ©
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