CUANDO LLEGA EL OTOÑO
Cuando
llega el otoño,
las
ramas de los árboles
entregan
lentamente al viento
sus
cálidos vestidos
y
las nostalgias de las aves.
Una
lluvia de ocres rojizos,
pardos,
sienas y verdes apagados,
va
laminando la hierba
con
la lengua de las hojas
y
el mensaje del tiempo.
Las
semillas silvestres
se
duermen con la luz calmada
que
baja de las nubes
con
tonos melancólicos
y
matices de bruma.
Los
pájaros cruzan el aire
como
siluetas tristes
que
buscan nuevos rumbos
para
encontrar de nuevo
el
sentido de la existencia.
Y
los hombres, mantienen su mirada
en
el centro del pecho
como
árboles que pierden su ramaje,
como
plantas que olvidan sus semillas,
como
pájaros sin rumbo ni patria,
a
quienes, el otoño,
les
muestra su destino.
Ya
saben que, muy pronto,
cambiarán
de paisaje
y
no volverán a ser jóvenes,
ni
a besar unos labios tan ardientes
como
los que brillaban en las noches
del
verano de su existencia.
Aquellos
labios rojos
que
se llevan las nubes del otoño
como
las hojas de los árboles,
las
semillas resecas
y
los pájaros que migran
buscando
nuevos paraísos.
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