POBRES
ILUSOS
Muchos
consideraban
como
pobres ilusos
a
quienes dedicaban sus esfuerzos
a
pintar con palabras
los
perfiles de la belleza.
Y
entre los más nombrados
por
la gente sencilla,
había
quienes preferían
que
les robasen su oro,
su
dignidad y su alma
antes
que los poemas.
Con
sus composiciones,
cargadas
de magia y lirismo,
creían
que podrían conseguir
recuperar
su hacienda,
su
nombre y su autoestima,
volver
a tener en sus manos
todo
lo que perdiesen
por
la senda del verso.
Por
eso siempre iban buscando
las
formas de la diferencia
antes
que unos poemas
que,
en el fondo, sonasen
como
los de otros.
Pero
los hados no fueron propicios
para
quienes lo fiaron todo
a
la luz de sus versos,
ni
para aquellos que narraron
su
experiencia con ritmo,
ni
tampoco para aquellos
que
oscurecieron su mensaje
en
favor de la diferencia.
Con
el devenir de los años,
todos
se asemejaron
a
unos pobres ilusos
que
buscaron a la belleza
en
el baúl de las palabras.
El
viento se llevó
un
olor de algas verdes
del
quicio de sus miradas
y
el color de la Luna
que
dormía en sus ojos.
Se
perdieron todas las ilusiones
más
allá de las dunas
que
cubrieron sus huesos
con
las arenas del olvido.
Y
allí quedó enterrada
la
esencia de los mares,
la
verdad de los hombres
y
el espíritu de la creación.
MARIANO VALVERDE RUIZ (c)
Todos los derechos reservados.
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