LOS
EXILADOS
En
los desiertos del planeta
aún
puede hallarse alguna flor silvestre
que
como un milagro del cielo
expresa
su belleza entre las rocas.
El
viento borró de las dunas
las
huellas de los dromedarios
que
llevaban tras ellos
a
los exilados del bosque,
a
aquellos pensadores
cuyas
ideas molestaban
porque
ponían en valor
las
palabras de Sócrates
sobre
el conocimiento y la verdad.
Los
que los vieron alejarse,
leyeron
en sus ojos
la
determinación por seguir caminando,
la
valentía de los sabios
que
dudan de los dogmas,
la
fuerza necesaria
para
mantener en vigor
sus
extrañas ideas,
la
certeza de no saber nada del mundo
y
de estar en camino
de
conocerlo todo.
Y
mientras caminaban
hacia
un negro horizonte
lleno
de incertidumbres,
dejando
atrás sus raíces,
sus
afectos y sus miserias,
miraban
con firmeza
a
lo desconocido,
erguían
sus figuras con orgullo
y
aprovechaban el rocío
que
regala la madrugada
para
plantar rosales en la arena.
MARIANO VALVERDE RUIZ (c)
Todos los derechos reservados.
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