LA
LLAMADA DEL MAR
La
fascinación por el mar
es
algo muy común en los hombres del bosque.
Cuando
están cerca
del
misterio lejano de su origen,
caminan
por la arena de sus playas
como
seres marcados
por
la influencia del líquido
en
el que se formó su materia imperfecta.
Les
atrae el color de la supervivencia,
la
paleta de azules
con
que el cielo decora
el
espejo del agua.
Ven
en la superficie de las olas
la
espuma que respiran
como
elixir del tiempo
y
sienten una extraña paz
en
el interior de sus almas.
Admiran
la belleza en estado salvaje,
el
movimiento lírico
que
transforma en energía
la
placenta del mundo.
Aman
lo que precisa todo el tiempo posible
para
ser una obra perfecta,
lo
que exige templanza,
dedicación
y esfuerzo.
Escuchan
el murmullo de las olas
como
una melodía que se impone
a
la soledad y al vacío.
Recuperan
sus ganas de vivir
y
vuelven a los bosques
dispuestos
a seguir luchando
por
su parcela de futuro.
Ya
lejos de ese mar idílico,
entristecen
cuando presienten
que
esa misma belleza indescriptible
que
fascina sus ojos,
reclamará
sus cuerpos
para
mecerlos en el olvido.
MARIANO VALVERDE RUIZ (c)
Todos los derechos reservados
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