LA
MUSA DE VALMIKI
Valmiki
observa desde la ventana
los
movimientos de una joven en el jardín,
el
sublime cimbreo de sus brazos
en
perfecta armonía con la luz,
la
belleza que le motiva
para
escribir el Ramayana
con
los signos del sánscrito.
Imagina
al dios Rama luchando por salvar
a
su bella esposa Sita
de
las garras del mal que la retiene.
Teme
por la codicia del demonio
y
por la perdición de su virtud.
Lucha
contra sus miedos
sobre
hojas de nenúfares
para
vencer sus obsesiones.
Desea
ser el héroe que derribe los muros
levantados
por Rávana.
Cree
poder dar forma a los ríos,
relieve
a las montañas,
volumen
a las nubes,
color
a la pasión,
verosimilitud
a todo lo imposible.
Pide
a su musa ser parte de la naturaleza,
tener
el don creativo
que
solo poseen los dioses
para
escribir el poema más hermoso.
De
improviso, la joven bailarina
descubre
la mirada posesiva
del
poeta Valmiki,
retiene
la luz de los cielos
en
el volumen de una lágrima,
y
se aleja del sueño para siempre.
Todos los derechos reservados
Mariano Valverde Ruiz (c)
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