MIENTRAS SIGA VIVO
La
edad del corazón
crece
dentro de sus arterias
y
le dota del fuego
que
mantiene su vida
con
el calor preciso
para conservar la templanza
con
la que afronta cada reto
en
la aventura diaria.
Le
deslumbra la luz
de
una pequeña lámpara
que
usa para leer
fragmentos
de poemas
o
restos de la vida
de
quienes entregaron sus miradas
a
la inmensidad de lo nimio.
Vuelve
a releer, con paciencia,
esas
estrofas nutritivas
que
anidan entre libros
con
los nombres gastados
de
Li Po, o de Bukosqui,
o
de cualquier poeta ya olvidado
que
aporte luz a la belleza.
Descubre
en esas páginas
un
amor tan vibrante
como
la luz del fuego
que
late en su interior
dando
sentido a su existencia.
Y
disfruta con la lectura
como
un enamorado de las letras
que
diese gracias a sus ojos
por
todo lo que ve su mente.
Ya
sabe que el misterio de los versos
le
ha salvado la vida
y
que amará sus formas
mientras
haya luz en sus ojos
para
poder mirar en las palabras
las
imágenes que proyectan
los
duendes de las sombras.
Aún
no intuye
que
esa luz le cegará
antes
de que conozca
a
quien le escribirá,
en
una carta dirigida
al
corazón del poema,
lo
que siempre ha sentido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario