COMO ULISES
Cuando
el viento aúlla
como
un perro salvaje
sobre
las velas de su barco,
no
hay otro navegante que le iguale
en
valor y entereza.
Sujeta
con fuerza el timón
que
guía su destino
hacia
su soñada Ítaca
mientras
todos los vientos
golpean
la vela mayor
que
empuja su alma.
Confía
en que el mástil aguante
las
embestidas del infierno
y
se enfrenta a la tempestad
con
la fuerza de un héroe
que
mantiene el rumbo
siempre
hacia el puerto
que
da nombre a su verdad.
Mientras
sigue en la lucha
como
un esforzado
héroe
de leyenda que no teme
a
las burlas de Homero,
intenta
comprender
lo
que debió sentir Ulises
en
el mar Jónico
cuando
todo iba en contra
de
sus sueños.
Ese
ejemplo de entrega y sacrificio
para
conseguir su lugar
en
las orillas del Egeo,
le
salva del naufragio,
de
la derrota,
de
la triste experiencia
que
aflige al perdedor.
Igual
que Ulises,
sabe
que, al final de la lucha,
la
bondad siempre llega a puerto
y
lo que era silencio,
lejanía
e incomprensión,
se
diluye entre ramos de laureles
con
el signo de la victoria
sobre
los corazones que lo esperan.
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