MYKONOS
Se
arrodilla en la arena
y
sumerge sus manos en el agua
del
mar Egeo.
Quiere
tocar los genes creativos
que
el mar lleva al extremo de sus dedos
como
una caricia de sal.
Se
proyecta en su mente
la
imagen del poder más absoluto,
esa
magia invisible
que
atesoran los dioses mitológicos.
Pide
misericordia
para
sus pobres huesos
y
un poco más del tiempo que le toca
compartir
con la vida.
Quiere
atrapar
la
energía vital del agua
para
seguir luchando hasta la muerte
por
la propia conciencia de la vida
que
le hace sentirse un humano
capaz
de imitar a los creadores
de
la luz y de la cultura.
Quiere
construir espejos de palabras
que
ayuden a encontrar una salida
al
laberinto de sus emociones.
La
textura del agua
estremece
sus pensamientos.
Mientras,
su rogativa
se
diluye en el mar
como
un grano de sal
que
porta sus anhelos
hasta
el interior de las olas.
Mariano Valverde Ruiz (c)
Todos los derechos reservados.
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