EN UN PUB DE EDIMBURGO
Ha
visto en el castillo
el
espacio donde se expone
la
Piedra del Destino
y
escuchado al tiempo
marcar
las trece horas
con
la ceniza vieja del cañón.
Ahora
toma una cerveza
en
un pub de la calle Heriot Row
buscando
en la espuma del trigo
el
espejo del mundo.
Acaba
de leer un texto
con
la firma de Stevenson
y
ha viajado por los paisajes
del
pensamiento humano.
Reflexiona
sobre el destino
de
sus propias palabras
y
se pregunta:
¿De
qué sirve buscar
la
verdad absoluta
en
todas las acciones de los hombres?
Se
reconoce en cada signo
que
marca la interrogación,
en
la duda que late
al
final de esa controversia,
en
el abismo que genera
la
posibilidad de equivocarse
con
cualquier respuesta.
Quiere
tener constancia de que existe
y
poder detenerse
sobre
todas las horas
que
quedaron plasmadas
en
los rasgos de su escritura.
Sabe
que es una forma de estar vivo,
pero
no es suficiente
para
que su experiencia
pueda
ser de ayuda para otros
que
también se preguntan
sobre
el destino de sus actos
y
el porqué de sus vidas.
Y
vuelve a preguntarse
sobre
el sentido exacto
de
todo lo que escribe
mientras
moja sus labios
con
el oro de la cerveza,
la
espuma de los sueños
y
la verdad de su existencia.
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