LAS
HUELLAS DE LOS SOÑADORES
Todos
tienen las mismas pretensiones
aunque
no lo confiesen por temor al oprobio
de
los espíritus del bosque.
Aquellos
que escriben sus nombres
en
todos los cuadernos
que
trazan con su sangre,
los
que pintan estelas de cerámica
dentro
de un mar idílico
que
es la fuente del mundo,
los
que crean grafitis
con
tintas de carbón
en
las hojas de una palmera,
los
que colocan piedras
para
levantar su morada
emulando
al relieve de las nubes,
los
que soplan las cañas de bambú
para
componer sinfonías
que
murmuren al viento
la
épica de los siglos,
los
que adornan los petroglifos
con
la esencia del hombre…
Todos
ellos persiguen una vieja utopía,
cometen
el mismo delito
contra
el orden del mundo,
tienen
el mismo anhelo
como
objetivo irrenunciable:
quieren
permanecer atados a la vida
tanto
como sus obras,
y
en el último instante de su vida en la tierra,
ser
su obra misma.
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