miércoles, 15 de julio de 2020

AROMA DE TOMILLO



AROMA DE TOMILLO


En algunas regiones
ocultas a los ojos
por las formas agrestes de las rocas
que separan al bosque
del resto del planeta,
se genera un aroma
de tomillo salvaje
que perfuma a la brisa
con la esencia del mundo.

Cada día, ese aire puro
viaja hasta las aldeas
con su tesoro verde
de aromas primitivos,
como un pájaro viejo
que porta la luz de la tierra.

Se precipita desde lo más alto
hasta las nervaduras de las calles
y envuelve todo lo creado
igual que un germen de esperanza,
como un hermanamiento
entre el oxígeno y las cosas
que definen al mundo.

Pero allí se confunde
con el asfalto negro
y su poder contaminante,
con el humo del vértigo
que genera la vida
y con los vapores del miedo
a una muerte imprevista.

Entonces hay quienes buscan
el origen del aire
para poder calmar sus ocultos temores
con la verdad del cosmos,
como si su felicidad
dependiera de todos los abrazos
que la brisa propone,
y su luz dependiera
de respirar la esencia del origen del mundo.

Se acuerdan de cuidar lo más sagrado
para permanecer junto a las raíces
que alimentan las hojas del tomillo,
enlazan sus anhelos
con la filosofía de la naturaleza
y confían en que la muerte
pase de largo
entre los árboles del bosque
durante un día más.

Pero hay otros que olvidan
los aromas del tomillo
mientras persiguen las estelas
que dibuja entre el humo
un codicioso lápiz de oro.

Nunca sabremos quienes
serán los que salven al mundo
cuando ya no queden tomillos
que perfumen al aire.


(c) MARIANO VALVERDE RUIZ
Todos los derechos reservados

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