UNA
NOCHE CRISTALINA
Metidos
en el coche como dos forajidos
que
esperan apostados
a
la diligencia del alba,
me
recordaste
la
noche sideral de aquel verano
en
que por vez primera
notaste
mi materia.
Se
derramó la luna
al
borde de la playa
y
su color bañó de sepia
el
interior de tu misterio.
Y
nadamos unidos al blanco fuselaje
de
las olas del mar Mediterráneo,
fuimos
nube y relámpago
que
hilaban su energía,
dos
llamas en la arena
que
eran hoguera germinal
de
la pasión,
dos
cuerpos en el centro de la noche
que
se escoraban con dulzura
hacia
el margen profundo de los labios.
Era
la vida en estado puro
la
que me contemplaba
cuando
me rodeaban, sin que fuese consciente,
las
alambradas rojas de tus labios.
(SECRETOS DE AMANTES)
Todos los derechos reservados
Mariano Valverde Ruiz (c)
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