sábado, 1 de junio de 2019

CAMINO DE TABARCA




CAMINO DE TABARCA


El puerto de Alicante
había quedado a lo lejos
en la senda hacia la isla de Tabarca.

La silueta del barco y nuestras ilusiones,
navegaban un mar desgajado del cielo
en el que los azules jugaban con las olas
y eran pura metáfora de la vida.

Miramos el paisaje compartiendo su luz,
con los ojos perdidos en el claro horizonte
que habríamos de ver en los próximos días
para seguir sintiendo las alas en los ojos.

No pensamos en la certeza
de su efímero brillo,
ni en la fugacidad del tiempo
ni en que todo termina.

Disfrutábamos el instante
a pesar de que el sol mediterráneo
continuara su tarea milenaria
sobre la superficie de las aguas,
evaporando los azules
y las esencias de los besos.

Más tarde,
el viento de la vida nos pondría a prueba,
como a dos navegantes de fortuna
que retan al destino.
Pero, en aquel momento,
no existía otra luz que nos cegara,
ni remota presencia de la sombra
que se lleva las ilusiones
al terreno de la realidad.

Todo era bello, iridiscente,
y la felicidad
se definía en los reflejos
que rozaban tus labios
con tonos de luz azulada,
aquel temblor ingrávido
que hacía del deseo un caníbal mutante.



(SECRETOS DE AMANTES)
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Mariano Valverde Ruiz (c)

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