LA
ALCUZA
A
veces me pregunto
de
dónde viene
mi
amor por lo sencillo.
Quizá
provenga
de
la necesidad,
aquella
vil sustancia
que
se gastaba lentamente
como
el aceite de una alcuza.
Aquel
líquido denso y oleoso,
producía
milagros
en
los cerrojos.
Gota
a gota,
el
regalo del árbol de la vida,
el
néctar de los frutos más amargos,
hacía
que lo inservible
tuviese
un nuevo uso.
Hoy,
igual que su aromática esencia,
el
milagro se palpa en el espacio.
Las
palabras que portan mis recuerdos
van
rumbo a una sencilla lucidez,
como
esas transparencias
que
la vida regala
cuando
ya no lo esperas.
Desvelan
el milagro
que
oculta lo complejo:
son
el misterio de una identidad
que
fluye con el líquido
ambarino
de la inocencia.
(La intimidad del pardillo)
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Mariano Valverde Ruiz (c)
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