Cuando
escribo estas páginas
los
años se derraman por las venas
igual
que frutos rojos de una granada abierta,
uno
a uno, van cayendo entre matojos
como
la vieja sangre que pierdo cada día
intentando
aprender a no morir en vano.
Nada
queda del fluido
que
recorrió mi cuerpo
durante
aquellos años
en
que la vida era un enredo infantil.
¿Cómo
puedo acercarme a la inocencia
cuando
es otra sustancia
la
que llevan mis venas?
¿Cómo
recuperar los pensamientos
de
aquella candidez ingenua?
Evocar
la inocencia de quien fui
cuando
ya se ha perdido
la
esencia del concepto
será
casi imposible,
pero
voy a intentar acercarme a ella
con
la luz tamizada del silencio.
Por
eso escribo con nostalgia
que
el mundo terminaba con los montes
que
observaban mis ojos.
(La intimidad del pardillo)
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Mariano Valverde Ruiz (c)
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