Mi
carácter de libre pensador
y
el rumor de las voces escuchadas
me
han aconsejado
que
en mitad de la vida
hilvane
la madeja de los hilos del tiempo
para
que no se pierdan sus extremos.
Por
eso considero cada nuevo recuerdo
como
si fuese el último suspiro
que
enlaza las visiones del presente
con
aquella virtud del niño ingenuo
que
vivió las primeras emociones
sin
tener consciencia de ello.
Y
con ese ejercicio intento superar
el
dolor provocado por los hechos
que
tuve que afrontar, sin ninguna defensa,
durante
muchos años.
Hay
palabras y poemas que envuelven
el
lacerante azote psicológico
de
lo entonces incomprensible
y
lo dejan a la intemperie:
convierten
el dolor en tejido del verso
y
lo echan a volar para que sea dicha.
(La intimidad del pardillo)
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Mariano Valverde Ruiz (c)
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