LOS
RECOLECTORES DE LÍQUENES
Hace
un frío glacial en la vaguada
que
cristaliza el hielo
y
trenza el volumen del aire.
A
los recolectores de líquenes
se
les congelan las pestañas,
los
dedos de las manos
y
la jornada laboral.
Lienzos
de un color verde oscuro,
envuelven
los troncos de los árboles
con
la esperanza de la tierra,
recubren
las arrugas
que
muestran sus cortezas
y
mantienen al frío deshuesado.
De
improviso,
el
bosque es una conjunción
de
sonidos metálicos
que
ahuyentan a los pájaros
y
a las ardillas.
Un
hombre se inclina en silencio,
hace
una reverencia ante un gran árbol
y
le pide perdón
antes
de poner en marcha
los
dientes de la sierra
que
segarán los líquenes
como
una metafórica cosecha
de
la esperanza y del futuro.
Y
al igual que los seres impotentes
ante
su destino fatal,
las
raíces de los árboles
tiemblan
bajo la tierra
como
lo harán los descendientes
de
los hombres que hoy siegan la esperanza
de
un mundo sostenible.
Todos los derechos reservados.
No hay comentarios:
Publicar un comentario