JINJOLERO
Se
levanta del suelo con un tronco leñoso
que
denota el cansancio de su lucha
contra
la adversidad y el infortunio.
Sus
ramas reconstruyen el paisaje
como
un espacio curvo: una jungla de espinas
que
fluye entre hojas festoneadas
con
adornos asiáticos.
Los
jilgueros decoran los sarmientos
entre
flores con almas de luces amarillas.
El
aire mece sus ramajes
igual
que mi memoria para poder sentir
cómo
el silencio habita la distancia
que
separa las formas del ayer
y
el terrible vacío de la pérdida
del
lugar donde crece el jinjolero.
Solo
por un instante dejo que cobre vida
una
ilusión poética:
siento
que ahora trinan los jilgueros
y
que mi viejo cuerpo ya reposa
bajo
la fresca sombra de septiembre
mientras
está comiendo sus frutos agridulces,
o
quizá sea yo, sin ser consciente,
una
rama del jinjolero
que
se confunde en el cansancio
de
la lucha vital a la intemperie
y
busca la paz dulce de su sombra.
(La intimidad del pardillo)
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Mariano Valverde Ruiz (c)
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