En
una choza de hierba y de matojos
refulge
el corazón de un niño.
Ha
levantado su estructura
con
cañas y cenizos
para
esconder sus formas de la vista
de
las aves que acecha.
Fuera
cantan jilgueros y gorriones
junto
a una pequeña charca
cercada
por la red con que quiere atraparlos.
Necesita
sus alas. También una casa
donde
reine el amor y la armonía.
Espera
que las aves beban agua
para
tirar del hilo
y
hacer saltar la red. Pero también
un
instante de paz
para
encontrarse a solas
con
la voracidad de su ignorancia.
Sabe
que aún queda muy lejana
la
posibilidad de tener materiales,
pericia
suficiente y valor creativo
para
que la razón le permita construir
un
hogar con palabras.
Mientras
tanto caza jilgueros
para
que canten en su choza
e
imagina la casa que algún día tendrá.
(La intimidad del pardillo)
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Mariano Valverde Ruiz (c)
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