Cierro
los ojos: veo un niño agazapado
detrás
de una ventana
que
mira hacia un corral cercado con espinos.
Está
muy atento al juego de las aves.
Los
gorriones saltan de rama en rama
entre
la sombra de los jinjoleros,
bajan
al suelo en busca de nutrientes,
picotean
la tierra y las tinajas rotas.
Las
aves le observan con ternura.
Abro
los ojos:
es
la imagen de un niño solitario,
un
pobre maltratado por la suerte
que
proyecta el futuro de sus sueños
sobre
las alas de los pájaros.
Entorno
la mirada:
el
pasado y el presente se solapan
como
un juego de espejos
entre
realidad y poesía.
La
ternura es ahora voz de otra ave,
en
tan solo un momento
toda
una vida les separa.
Hoy
el niño tiene alas de pájaro,
sus
miradas son versos de aire
que
surcan el ciberespacio
sobre
vidrios de bytes.
(La intimidad del pardillo)
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Mariano Valverde Ruiz (c)
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