Cuando se borra el tacto de tus labios
caigo en derrumbaderos de palabras
que tienen dimensión de hombre perdido.
Sin quererlo, renace así la trama
urdida por la espuma melancólica
de todas las veladas sin consuelo.
Me recluyo en abismos y cavernas
que sólo habitan múltiples versiones
de la sombra. Un aire triste inunda
mis pulmones de lluvias que suplantan
la negritud del llanto contenido.
Escucho los discursos
de la voz que derrota
todo atisbo de luz. Su tono crece
como muro insalvable junto a mí.
Tan sólo podrán tus besos callarlo.
(El fuego del instinto. Ed. Vitruvio.)
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Mariano Valverde Ruiz (c)
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