PRIMEROS
PASOS
Desconozco el lugar exacto donde di el primer paso sin ayuda de nadie. Tal vez fuese en el interior de la casa donde nací o en la placeta de tierra que había en la puerta de la vivienda. Qué más da. Lo cierto es que aprendí a caminar antes de intentar alzar el vuelo. Esa es la verdad. Y cuando cuentas lo que ves con tu verdad por delante, no has de preocuparte por recordar lo que hiciste o lo que dijiste cuando diste el primer paso. Lo cierto es que habrá un renglón de tu caligrafía en el cuaderno de la historia donde se diga que caminaste. Y también que venciste al miedo, que pensaste y que hablaste para que te escucharan. Con el ejercicio de la palabra irás acercándote hacia una paz que busque la poesía, la indagación y el valor de tus pensamientos. Y, aunque no puedas volar durante algún tiempo, tu verdad hará posible que no sea necesario elevar las alas hacia el dominio del aire para que tengas conciencia de ti mismo. Entonces, tus huellas en la tierra tendrán la consistencia que el peso de las palabras produce en el suelo. Hoy, la memoria me lleva hasta aquella placeta de tierra junto a un camino que se perdía en un horizonte donde reinaban las pitas y las chumberas. Más allá estaban el campo, la sierra, el canto de los gallos y, sobre todo, el silencio. Un silencio enigmático que tardé muchos años en comprender.
Mariano Valverde Ruiz (c)
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